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Catálogo de Publicaciones de la Universidad Pública de Navarra

 

Ángel García Sanz; Iñaki Lopez; Fernando Mikelarena Peña
Historia del navarrismo (1841-1936). Sus relaciones con el vasquismo.

ISBN: 84-95075-90-3
312 págs.; 17 x 24 cms.; Pamplona, 2002
Colección Historia, 9
18 euros

Este libro pretende trazar, con rigor y serenidad, la historia del navarrismo, como ideología identitaria dominante en Navarra, y la de sus relaciones con el vasquismo. Navarrismo que cabría definir como la defensa de Navarra como proyecto político diferenciado, firmemente engarzado en España y fundamentado en su foralidad histórica. Asimismo, quizá su rasgo más característico sería su rechazo a la unión vasco-navarra y su énfasis en la pluralidad sociocultural del “viejo reino”.

 

Presentación
Índice
Prólogo

 

Presentación: “Historia del navarrismo (1841-1936). Sus relaciones con el vasquismo”


El navarrismo constituye hoy en día la ideología identitaria dominante en Navarra. Desde la perspectiva actual cabría definirlo como la defensa de esta Comunidad en tanto que proyecto político diferenciado de otras limítrofes, firmemente engarzado en España y fundamentado en su foralidad histórica. Asimismo, quizá su rasgo más característico sería su rechazo a la unión vasco-navarra y su énfasis en la pluralidad cultural del “viejo reino”.
De todos modos, a lo largo del último siglo y medio cabe distinguir varias versiones que aportan interesantes matices a esa definición y que ponen de relieve los riesgos que entraña. Ha habido un navarrismo liberal, poco conocido, otro navarrismo conservador e incluso un navarrismo republicano. La cuestión se complica si se considera que, con el curso del tiempo, algunos de estos navarrismos han evolucionado en torno al tema de las relaciones con lo vasco y las Vascongadas.
Sea por estas u otras razones, el navarrismo carece tanto de elaboraciones teóricas sistemáticas como de trabajos que narren su formación y desarrollo. Por ello este libro, pretende trazar, sine ira et studio, su historia y la de sus relaciones con el vasquismo (por encima de intereses demasiado centrados en el presente y de visiones simplistas basadas en tópicos) y ofrecer algunas claves para su comprensión. Para los autores, la configuración la configuración de este movimiento identitario, al igual que sucede con cualquier otro es el resultado de un proceso histórico abierto y complejo, por definición cambiante, y que se ha alimentado de tradiciones muy diversas.

ANGEL GARCÍA SANZ MARCOTEGUI
es profesor titular de Historia contemporánea de la Universidad Pública de Navarra. A demás de otros trabajos, es autor de una docena de libros sobre historia política (elecciones y partidos, fuerismo, prosopografía e historia de la prensa) y social (demografía, movimiento obrero, etc.) de la Navarra contemporánea.

IÑAKI IRIARTE LÓPEZ es doctor en sociología y profesor de la Universidad del País Vasco. Ha escrito el libro Tramas de identidad. Literatura y regionalismo en Navarra (1870-1960) y diversos artículos sobre la historia del pensamiento político.

FERNANDO MIKELARENA PEÑA, profesor de la Universidad de Zaragoza, es autor de numerosas publicaciones sobre temas relacionados con la historia de la población, la historia agraria, la historia social y la antropología histórica de la Navarra de los siglos XVIII, XIX y XX.


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Índice: “Historia del navarrismo (1841-1936). Sus relaciones con el vasquismo”


Índice 7

Introducción 11


Primera parte
La identidad de Navarra 17

1. Descripción de los elementos constitutivos:
Territorio, historia, economía y sociedad 19
1.1. Territorio y geografía 19
1.1.1. Navarra y sus fronteras 19
1.1.2. La diversidad geográfica 22
1.1.3. La convivencia de las diferentes zonas 25
1.2. El marco político-institucional 27
1.2.1. La Edad Media 27
1.2.2. Los siglos XVI y XVII 29
1.2.3. El siglo XVIII. La crisis del Antiguo Régimen 33
1.2.4. De reino a provincia foral 37
1.2.5. El escenario político 40
1.3. La realidad socio-económica en los dos últimos siglos 43
1.3.1. Una economía agraria 43
1.3.2. Un limitado crecimiento demográfico 44
1.3.3. Una sociedad culturalmente tradicional 46
1.4. Diversidad idiomática e identitaria 49
1.4.1. La diversidad idiomática 50
1.4.2. Idiomas e identidades 57
2. La compleja percepción de la realidad 65
2.1. Del victimismo a la autocomplacencia 66
2.2. La presencia de lo foral como referente identitario 71
2.3. Lo vasco en la identidad de Navarra 73
2.4. La indefinición y la elocuente confusión del lenguaje 80
2.4.1. Vasco, vascongado, vascón, éuskaro y eusko 81
2.4.2. Euskal (H)erria, Euzkadi, Euskadi, Vasconia, Euskaria y
Euskaria 87
2.4.3. País Vasco, País Vasco-Navarro y Provincias hermanas 93
2.4.4. Navarra, Nabarra y Nafarroa 98
2.5. Las relaciones con la baja Navarra 99
2.6. Las relaciones con Aragón y La Rioja 105

Segunda parte
De la “Ley paccionada” a “la Gamazada” (1841-1894) 111

3. La especificidad histórica de Navarra 113
3.1. La percepción de la historia anterior a 1839-1841 113
3.1.1. La recurrencia de la polémica sobre la conquista de
Navarra (1512) 117
3.2. La originalidad del “arreglo foral” de 1841 y el polimorfismo fuerista
navarro (1841-1876) 121
3.3.Deascuerdos y diferencias socio-económicas entre Navarra y
Vascongadas 135

4. Los proyectos de unión vasco-navarra y el navarrismo de los liberales
(1866-1898) 141
4.1.El fracaso del unionismo vasco-navarro anterior a 1877 145
4.2. La Asociación Euskara de Navarra y los límites de su influencia 149
4.3. El navarrismo cuarentaiunista de los liberales a través de su prensa 154
4.3.1. “El Navarro” (1881-1884) 156
4.3.2. “El Liberal Navarro” (1886-1897) y “Heraldo de Navarra”
(1897-1898) 162

5. El equivoco significado de “la Gamazada” 167
5.1. La azarosa construcción del Monumento a los Fueros 172
5.2. El ambiguo significado del monumento 177

Tercera parte
De “la Gamazada” a la Guerra Civil (1895- 1936) 181

6. El vasquismo de la derecha (1895-1923) 183
6.1. La recepción del nacionalismo vasco. La implantación del PNV en
Navarra 183
6.2. El vasquismo de las fuerzas tradicionalistas a través de su prensa 188
6.3. El vasquismo de la prensa conservadora 199
6.4.La persistencia del vasquismo cultural 208
6.5. La confluencia entre el navarrismo y el vasquismo (“napartismo”).
La bandera de Navarra 210

7. La postura de los liberales y de la izquierda 215
7.1. La persistencia del navarrismo de los liberales en el siglo XX 215
7.1.1. La reacción antinacionalista de los liberales demócratas. “El
Demócrata Navarro” 215
7.1.2. El navarrismo no excluyente de “El Pueblo Navarro” (1916-1931) 224
7.1.2.1. El fracaso del navarrismo reformista:
La Asamblea de Tafalla (1917) 229
7.2. Las relaciones entre Navarra y las Vascongadas en los republicanos
y socialistas 234
7.2.1. La heterogeneidad de los republicanos 234
7.2.2. El antinacionalismo de los socialistas 237

8. Hacia la configuración y el éxito del navarrismo foral conservador
(1895-1931) 241
8.1. Las bases del navarrismo “cuarentaiunista” y foral-tradicionalista.
La Tesis católica en Navarra (1901) 242
8.2. Navarrismo y vasquismo en la política navarra 245
8.2.1. La lucha por el monopolio del navarrismo en las elecciones 245
8.2.2. La diputación entre el vasquismo cultural y el navarrismo político.
El fracaso de la Liga Foral (1906) y la oposición a Solidaridad
Catalana (1907) 252
8.2.3. La postura ante el decreto de Mancomunidades (1917).
Navarra sola 253
8.3. El proceso autonomista de 1917-1919. La clarificación de posturas 255
8.3.1 La inflexión de “Diario de Navarra” 260
8.4. La cambiante actitud de los carlistas ante el nacionalismo vasco y sus
consecuencias 263
8.4.1. La división del partido: “Acción Tradicionalista” y la escisión
mellista 264
8.4.2. La Alianza Foral y su fracaso 266
8.5. Las relaciones del navarrismo con la derecha vascongada monárquica 266
8.6. La dictadura de Primo de Rivera y los conflictos forales 273


9. Las vaivenes de la Segunda República (1931-1936) 283
9.1. De la Dictadura a la Segunda República 283
9.2. El proceso estatutario durante 1931 286
9.3. El proyecto de Estatuto de las Gestoras de 1932 288
9.4. Las posturas de las fuerzas políticas ante el Estatuto 291
9.4.1. Los partidos de la derecha no nacionalista 291
9.4.2. Los partidos republicanos y el socialista 296
9.5. Los resultados de la Asamblea de Pamplona de 19 de junio de 1932 302
9.6. La cuestión estatutaria entre junio de 1932 y 1936 307
9.6.1. El espejismo del Estado uniprovincial 307
9.6.2. Los intentos de revitalización del Estatuto común 309

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Prólogo: “Historia del navarrismo (1841-1936). Sus relaciones con el vasquismo”


El navarrismo constituye hoy en día la ideología identitaria dominante en Navarra. Desde la perspectiva actual cabría definirlo como la defensa de esta Comunidad en tanto que proyecto político diferenciado de otras limítrofes, firmemente engarzado en España y fundamentado en su foralidad histórica. Asimismo, quizá su rasgo más característico sería su rechazo a la unión vasco-navarra y su énfasis en la pluralidad cultural de la provincia.

De todos modos, a lo largo del último siglo y medio cabe distinguir varias versiones que aportan interesantes matices a esa definición y que ponen de relieve los riesgos que entraña. Así, históricamente ha habido un navarrismo liberal poco conocido, que quizá sea el que más se adecua a la definición, pero en el que incluso se advierten diferencias. Por ejemplo, no es lo mismo, y ello da idea de lo embrollado del asunto, el navarrismo ferozmente antinacionalista de El demócrata navarro que el de El Pueblo Navarro, caracterizado por su actitud abierta a la colaboración con los nacionalistas vascos. Y obviamente no es igual el navarrismo conservador y el sostenido por los republicanos. La cuestión se complica, considerando que en el curso del tiempo algunos de estos navarrismos han evolucionado entorno al tema de las relaciones con lo vasco y las vascongadas y que en su seno han aflorado distintas sensibilidades al respecto. Aunque es perceptible entre las demás fuerzas políticas, el caso más llamativo es el de los carlistas, como demuestra su Alianza Foral con los nacionalistas en 1921.

Acerca de esto, es interesante constatar el itinerario inverso experimentado en Navarra por la derecha y la izquierda entorno a las relaciones con las Vascongadas. En líneas generales el vasquismo ha sido patrimonio de la derecha, pero, en contra de su tradición histórica, se alejo de él durante la dictadura franquista. Mientras tanto, tras la guerra civil, el vasquismo ha pasado a ser un referente propio de la izquierda. Las relaciones de esta última con el Gobierno vasco durante la guerra y el franquismo le llevaron a un progresivo acercamiento a la estrategia de aquél que suponía una novedad respecto a sus planteamientos anteriores.

Los reparos que despierta dicha definición aumentan, si cabe, por el riesgo que corre de dejar fuera a fuerzas que se reclamaban navarristas. Este sería el caso de los éuskaros e incluso de los “napartarras”. Téngase en cuenta que cuando surgieron los primeros nacionalistas vascos en la provincia se hablo de nacionalistas navarros y que la expresión “nacionalismo navarro” llegó a servir para designar al nacionalismo vasco. Incluso, aunque la adscripción peneuvista de los “napartarras” impide obviamente considerarlos como parte integrante del “navarrismo foral”, podría decirse que el “napartarrismo” es otra forma de navarrismo.

Esta heterogeneidad histórica del navarrismo ha contribuido a que carezca de elaboraciones teóricas sistemáticas como de trabajos que narren su formación y desarrollo. De ahí su ausencia en la ingente producción bibliográfica de las últimas décadas y que la mayoría de los navarros, incluidos los propios navarristas, desconozcan por lo habitual el origen de su ideología. Esta situación es muy reveladora, pues, como sugiere Le Goff, al menos tan importante y significativa es como la memoria, es la facultad del olvido. No es casual que desde el propio navarrismo no haya habido hasta el momento ningún interés en aclarar sus orígenes. En primer lugar porque, como toda la derecha española, el navarrismo contemporáneo tiene fuertes lazos con el franquismo, algo que, sino le avergüenza, al menos le incomoda y le desprestigia ante parte del electorado. Y en segundo lugar porque, en lo que atañe a su pasado más lejano, las fronteras del navarrismo con el prenacionalismo éuskaro y el nacionalismo vasco son muy porosas y permeables.

Sin embargo, probablemente por la importancia política y el dramático protagonismo que ha adquirido la “cuestión vasca”, en los últimos años están apareciendo una serie de obras dedicadas a analizar la identidad de Navarra. Ello es también debido a que en 1995 surgió una fuerza, Convergencia de Demócratas de Navarra, que se proclama “nacionalista navarra”, aunque como se desprende de sus ponencias ideológicas, en absoluto soberanista. Su líder, el antiguo dirigente de UPN, Juan Cruz Alli Aranguren, defiende el concepto de “navarridad” como contrapunto al navarrismo conservador, que rechaza por desintegrador, aislacionista y autocomplaciente. De esta manera, aunque, dados sus objetivos políticos y su conocimiento de la sociedad navarra, con diferencias sustanciales en los modos, ha venido a coincidir en parte con los nacionalistas vascos, cuando utilizan los términos navarrismo y navarro para ridiculizar a los que mantienen posturas navarristas.

A pesar de las indudables aportaciones de esta biografía reciente, todavía distamos de tener una interpretación aceptable del fenómeno navarrista. Por ello, aun hoy, perduran las visiones estereotipadas y más o menos caricaturescas del mismo. Por ejemplo desde el nacionalismo se presenta a los navarristas como gente de derechas, cuando no de extrema derecha, sin cultura e ignorantes de la realidad histórica de Navarra, y se les achaca que su regionalismo o fuerismo no sirve más que como coartada para los intereses de “Madrid”. Esta postura era perceptible ya a principios del siglo XX, cuando hablaban de navarrismo “de bolsillo chaquelero, de no pagar impuestos, nabarrismo zaragozano o de jota y guitarra” (Gipuzkoarra, 6-II-1909). Ciertamente, sorprende que no se haya ido más allá a la hora de buscar y explicar las razones de la fuerza del “navarrismo foral”, que se impone una y otra vez en las elecciones.
Teniendo en cuenta todo lo anterior, nuestro trabajo pretende trazar una historia del navarrismo, por encima de intereses presentistas y visiones simplistas basadas en tópicos sin comprobación empírica, y ofrecer algunas claves para su comprensión. En este sentido, partimos de que como cualquier otro movimiento identitario, la configuración del navarrismo es el resultado de un proceso abierto y por definición cambiante, además de complejo porque se ha alimentado de tradiciones muy diversas. Frente a esencialistas de cualquier signo, hoy presenta unos rasgos determinados, pero no siempre ha sido así ni lo será en el futuro. Se trata en definitiva de hacer luz en una cuestión histórica que es utilizada profusamente en el debate político y que en buena medida se ha vivido tanto o más apasionadamente cuanto más se desconoce. A este respecto es significativo que un abanderado del navarrismo tan conocido como Eladio Esparza (Diario de Navarra, 5-IV-1930) aludiera a la viciosa relación entre el insulto y el fuero.

El libro está estructurado en tres partes. La primera consta de dos capítulos. En el primero se traza un panorama general de la evolución político-institucional, socio-económica y cultural de Navarra, haciendo hincapié en los rasgos que más han contribuido ha distinguirla dentro del contexto general español. En segundo capítulo se abordan cuestiones tales como el peso de lo vasco en la identidad navarra, los distintos grados de intensidad con que se percibe y su reflejo en las confusiones y la indefinición de términos como vasco, vasco-navarro, éuskaro, vascongado, Nafarroa, Vasconia, Euskalerria, Euskadi, etc. Así mismo se habla de relaciones de la Alta Navarra o española y la Baja Navarra o Francesa, y con Aragón y la Rioja.

En la exposición de los contenidos de la segunda y la tercera parte ha primado una perspectiva cronológica. En la segunda se hace un recorrido por los rasgos que singularizan la trayectoria histórica de Navarra dentro del contexto español y las similitudes y diferencias con la de las provincias vascongadas (la especificidad del status jurídico-político de Navarra tras su anexión a Castilla en 1512, la Ley de Modificación de Fueros en 1841, etc.), el fracaso de los proyectos de unión vasco-navarra, el navarrismo de los liberales y la “Gamazada”.

En la tercera parte se estudia el vasquismo de las fuerzas de la derecha navarra a principios del siglo XX y la postura mayoritariamente navarrista de la Diputación y de los liberales y de la izquierda en general. También se aborda el cambio que experimentan las primeras al decantarse progresivamente por el navarrismo desde los años finales de la segunda década del siglo y las circunstancias que lo explican. Igualmente nos ocupamos de aspectos novedosos, como las relaciones del navarrismo con la derecha vascongada monárquica, y del periodo de la dictadura de Primo de Rivera. El último capítulo está dedicado a examinar las relaciones entre Navarra y las Vascongadas durante la II República desde la perspectiva de la inclusión o no de la primera en el Estatuto Vasco-Navarro.

Como podrá comprobarse, además de la bibliografía relacionada más o menos directamente con el tema, hemos utilizado fundamentalmente las fuentes hemerográficas, ya que constituyen un instrumento valiosísimo para conocer las posturas que mantuvieron las distintas fuerzas políticas sobre estas cuestiones. Esperamos que otra documentación, que no hemos podido consultar, sobre todo la procedente de archivos privados, permita corroborar, matizar o rectificar lo que aquí decimos.

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