cabecera noviembre 2014

Egresados/as por el mundo

Ramón Vallés Iñarrea, trabaja como consultor en la sede que Zabala Innovation Consulting S.A. tiene en Bruselas

Ramón Vallés

“La dificultad para encontrar trabajo es ya un fenómeno global, pero hay que intentarlo, las oportunidades siempre llegan”

Llegó a Bruselas con la intención de permanecer seis meses y ya lleva dos años y medio. Desde que Ramón Vallés Iñarrea decidió terminar su carrera de Derecho en el extranjero, no ha vuelto a Pamplona. Su primer destino fue la Universidad de Dalarna, en pleno corazón de Suecia. Después, pasó por Burdeos (Francia) para hacer un máster y finalmente puso rumbo a Bélgica. Actualmente trabaja como consultor en Zabala Innovation Consulting S.A., una consultora navarra con sede en la capital belga especializada en la gestión de proyectos I+D+i.

 

¿Cuál es tu función en la empresa?

Me encargo de asesorar legalmente a empresas, centros tecnológicos y universidades que participan en el Programa Marco de Investigación e Innovación de la Unión Europea (H2020), un programa que financia proyectos de investigación e innovación de diversas áreas temáticas en el contexto europeo. La mayoría de las consultas se refieren a aspectos relacionados con el área de propiedad intelectual y con la explotación de cuentas. También ayudo a las empresas a preparar licitaciones internacionales, cuando tienen que firmar contratos financiados por organismos multilaterales de Desarrollo (Banco Interamericano de Desarrollo, Banco Mundial…).

Anteriormente estuviste trabajando en otra empresa en Bélgica, ¿no?

Vine a Bélgica para incorporarme como becario en Westinghouse Electric, una multinacional especializada en energía nuclear que está situada en la localidad de Nivelles, muy cerca de Bruselas. Estuve trabajando aproximadamente un año en el departamento de compras y después dí el salto a Zabala Innovation Consulting.

Me imagino que no te habrá costado mucho adaptarte después de haber estado una temporada en Suecia y Francia…

La verdad es que desde que fui de Erasmus a la Universidad de Dalarna (Suecia) no he parado. Mi experiencia en Suecia fue increíble, sobre todo a nivel personal. Aprender a relacionarte y entenderte con gente de diferentes culturas es la principal aportación de una “experiencia ERASMUS”. En cuanto a la vida en Suecia, vivir en un frigorífico la mitad del año con 4-5 horas de luz no es la situación ideal, especialmente para los que venimos del sur de Europa, pero uno termina aclimatándose. Mi día a día era una combinación de deporte y universidad (practicaba atletismo), sin descuidar, por supuesto, la vida social.

Más tarde decidí completar mis estudios con un Máster en Burdeos (Francia) que abarcaba los campos más importantes de la gestión de empresas (Finanzas, Estrategia Corporativa, Logística, Recursos humanos y Contratación internacional) y de allí rumbo a Bélgica.

¿Y cómo está siendo tu experiencia a nivel laboral y personal en Bruselas?

Bruselas es una ciudad de tránsito, la gente llega, trabaja unos cuantos años y se va. Son muy pocos los que se quedan definitivamente. En mi caso, vine para quedarme seis meses y aquí sigo… La experiencia está siendo muy enriquecedora tanto a nivel laboral como a nivel personal. Tengo la oportunidad de relacionarme con personas de todos los rincones de Europa. Esa diversidad es el factor diferencial de la ciudad y, probablemente, lo que más me atrae de ella.

¿Has conseguido integrarte en la ciudad o quedas con españoles?

La comunidad española en Bruselas es bastante grande, no me atrevería a dar una cifra, pero somos unos cuantos miles. Incluso la comunidad navarra es bastante destacable. Si preguntas a los belgas qué opinión tienen de Bruselas, te dirán que Bruselas no es Bélgica, y esto se debe a que son muy pocos los que deciden instalarse en la capital. Hablar del carácter de los belgas en general es complicado. No es lo mismo relacionarte con un flamenco que con un valón. Yo he tenido la oportunidad de trabajar con muchos belgas y, aunque al principio les cuesta abrirse, es gente muy amable y cercana.

¿Te ha dado tiempo de viajar y conocer Bélgica?

Debería empezar a plantearme la cantidad de veces que he hecho el recorrido Bruselas-Gante-Brujas… ja, ja. Es el itinerario estrella cada vez que recibo una visita. La verdad es que Bélgica es un país muy pequeño y accesible, por lo que resulta fácil desplazarse de una ciudad a otra.

¿Qué haces en tu tiempo libre?

La vida social después de trabajar es bastante intensa. El “after work” está muy arraigado en Bruselas. Los fines de semana aprovecho para descansar, hacer deporte y salir con los amigos.

Conseguir un trabajo en Europa empieza a ser difícil, ¿animarías a otros estudiantes a probar suerte en el extranjero?

Sin duda, la competencia es cada vez mayor, pero no solo en Europa. Los problemas para encontrar un trabajo se han convertido en un fenómeno global. Muchas veces nos infravaloramos, pensamos que no estamos lo suficientemente preparados, pero en la mayoría de los casos es miedo a lo desconocido. Las oportunidades siempre llegan, pero hay que estar ahí, hay que intentarlo. Animaría a todo el mundo a probar suerte en el extranjero, todas las experiencias, ya sean buenas o malas, ayudan a abordar mejor el futuro. Eso sí, creo que hay que planificar la salida. Lo más recomendable es empezar a trabajar en un país con una beca y, una vez allí, buscar trabajo. No es fácil, pero tampoco imposible.

¿Cuáles son tus planes de futuro?

De momento, no me planteo dejar Bruselas, pero la tierra siempre tira y no descarto volver en el futuro.

 

 

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