La primera experiencia de Andrea Díez de Ure en el extranjero no podía haber sido más positiva. Hizo las maletas rumbo a Bruselas en mayo de 2011 para realizar unas prácticas y tres años después continúa en la capital belga. Para esta pamplonesa licenciada en LADE y Derecho por la Universidad Pública de Navarra, su pasaporte a la vida laboral llegó en forma de beca. “Entré en el despacho de abogados Gómez-Acebo & Pombo dentro del programa de prácticas internacionales Leonardo y, cuando terminé, me ofrecieron quedarme como abogada”.
Trabajo en el departamento de Derecho de la competencia y de la Unión Europea. Principalmente, me encargo de buscar jurisprudencia de tribunales españoles y europeos y sentencias de las autoridades nacionales de la competencia y de la Comisión Europea para aplicar a los casos en curso. También redacto y preparo escritos para presentar ante las autoridades y juzgados españoles y europeos, e informes para empresas sobre la adecuación de su comportamiento a la normativa de competencia nacional y europea.
Muy buena. A nivel profesional es una oportunidad única para practicar distintos idiomas y ver cómo se trabaja en otros países.
Sí, estudié francés en el instituto, aunque cuando llegué no se notaba mucho… Al principio me resultó difícil acostumbrarme al acento y al modo de hablar de los belgas, pero en cuanto pasa un tiempo te pones al día. De todos modos, en Bruselas hay muchos extranjeros que no hablan francés y que utilizan el inglés en el trabajo y en la calle.
Sin duda. Salir al extranjero es una experiencia muy buena que recomendaría a cualquier persona con ganas de aprender, trabajar y conocer otros lugares y culturas. De todas formas, es cierto que la competencia en Europa es cada vez mayor. El número de españoles en el extranjero está aumentando y resulta más difícil diferenciarse del resto.
Bruselas es una ciudad llena de gente joven que acaba de empezar a trabajar y que está en tu misma situación, por lo que todos los días surgen planes. Además, es una ciudad muy internacional que acoge a gente de todos los países del mundo. En lo que respecta a los belgas, en general, son abiertos y la integración no resulta difícil. Enseguida te invitan a hacer planes y a conocer amigos. También se notan algunas diferencias. Por ejemplo, a la hora de planificar el tiempo libre, ellos son mucho más previsores y quedan con varias semanas de antelación.
A menudo los fines de semana organizamos pequeños viajes por los alrededores, sobre todo en verano, que hace mejor tiempo. Si me quedo en Bruselas, tampoco hago planes muy distintos a los que hacía en España, bueno, salvo por los horarios. Los sábados suelo aprovechar para hacer recados, ya que entre semana es imposible porque las tiendas cierran a las seis de la tarde. Los domingos, antes de ir a comer o tomar algo, solemos visitar los mercadillos con puestos de comida, animales, antigüedades….
Sí, una de las ventajas de Bélgica es su situación. Está muy cerca de París, Londres o Amsterdam y de otros destinos interesantes. También he aprovechado para conocer Bélgica durante los fines de semana, no sólo los lugares más típicos, sino otros menos conocidos y turísticos, que merece la pena visitar.
Todavía no tengo decidido qué quiero hacer en el futuro. Me gustaría volver a España pronto, pero tampoco descarto ir a otro país antes de volver.