Arrosadia
digitalSeptiembre 2011 Iraila, Número 3 Zenbakia

Egresados por el mundo

Carlos Amatriain Busto, un economista
con experiencia diplomática en Cuba y Brasil
Imagen de un estudiante cogiendo apuntes

Falcesino de 27 años de edad, Carlos Amatriain Busto empezó su carrera de Economía en la UPNA y la concluyó en Bruselas (2005), gracias a una beca Erasmus. Máster Interuniversitario en Diplomacia y Relaciones Internacionales, tras diferentes experiencias de trabajo en Pamplona, obtuvo una beca del Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación, que le llevó primero a la Embajada de España en Cuba (2009/2010) como asistente del Embajador y del Consejero Cultural de aquel país. En la actualidad trabaja en el Consulado General de España en Sao Paulo, Brasil, simultaneado con un curso de Observadores Electorales de Corta Duración que le capacita para poder participar en misiones internacionales de observación electoral.
A punto de concluir ahora la licenciatura en Ciencias Políticas en la UNED, empezó trabajando con una beca de la Fundación Universidad-Sociedad de la UPNA en Azkoyen (2005). Pasó después por Caja Rural de Navarra, a la que siguió una beca del Gobierno de Navarra en el entonces Departamento de Industria y Tecnología, Comercio y Trabajo, y después fue contratado en el Centro Europeo de Empresas e Innovación de Navarra (CEIN) donde fue Técnico de Gestión de Ayudas en el Área de Innovación y Consolidación de Empresas (2007). En 2008 fue a Madrid para cursar el Máster Interuniversitario en Diplomacia y Relaciones Internacionales en la Escuela Diplomática del Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación (MAEC), especializándose en Estudios Iberoamericanos (2009).

En estos últimos años te estás formando en temas de política…
El continuar estudiando Ciencias Políticas en mi tiempo libre fue lo que me acercó a las Relaciones Internacionales, y decidí presentarme a las pruebas de acceso al máster que, por sorpresa, superé. Hice la especialidad en Estudios Iberoamericanos y me gradué en junio de 2009. Durante el curso en Madrid tuve la oportunidad de compartir clase con compañeros de unas cuarenta nacionalidades distintas, algo que fue muy enriquecedor personalmente.

Y después, el salto a Latinoamérica en tareas diplomáticas…
Sí. Después, he estado becado por el MAEC, destinado primero en la Embajada de España en Cuba (2009/2010) donde fui asistente del Embajador y del Consejero Cultural y ahora desempeño mi trabajo en el Consulado General de España en Sao Paulo, Brasil, donde estoy en la actualidad. En diciembre de 2010 realicé el curso de Observadores Electorales de Corta Duración, por el que la Oficina de Derechos Humanos del MAEC me capacita para poder participar en misiones internacionales de observación electoral, aunque todavía no he podido estrenarme en esta faceta.

¿Idiomas?
A pesar de que los idiomas nunca han sido mi fuerte, la necesidad ha hecho que me "defienda" en inglés, francés y ahora portugués.

¿Qué destacarías de tu expediente académico?
Considero que mi etapa como estudiante universitario aún no ha terminado. En mis maletas siempre he tenido que llevar los libros y apuntes. Este año nada más llegar a Brasil, casi antes de instalarme en casa y hacerme a la ciudad, me tuve que poner las pilas y estudiar para los exámenes, que gracias al sistema de la UNED, pude hacer en el Colegio Miguel de Cervantes de Sao Paulo.

¿Y de tu trayectoria profesional?
Al ver en conjunto mi trayectoria, lo que pienso que puede resultar más útil es la versatilidad y complementariedad de mi formación, que hace posible que pueda enfrentarme a diferentes tareas. Unas áreas se complementan con otras y pienso que el perfil puede ser interesante porque normalmente se busca cierta transversalidad y polivalencia a la hora de desempeñar cualquier trabajo. Por un lado, tengo formación económica, conocimientos para entender el funcionamiento de los mercados y las repercusiones de la gestión económica en el bienestar colectivo. Por otro lado, una visión sociológica desde la Ciencia Política, todo complementado con la dimensión internacional del máster, donde toqué temas de Derecho Internacional, Economía y Comercio Internacional, Sociología, Historia, gestión de conflictos, cooperación, política exterior… Una aproximación multidisciplinar para comprender las realidades sociales del mundo actual inmerso en una dinámica vertiginosa de cambio en un entorno global.

¿En qué medida tu profesión te marca el día a día?
Antes de empezar a estudiar en la Universidad decía que lo que quería era poder entender "de verdad" las noticias que veía en el telediario, porque me perdía entre tanto dato. Ahora disfruto con las noticias y cada día trato de leer varios periódicos distintos. Compruebo que mi pretensión está conseguida, aunque siempre encuentra uno cosas incomprensibles. A veces pensaba que la Economía en sí era una ciencia gris, pero los números, solos, no son nada, siempre llevan detrás personas, movimientos, bienestar, empleo, consumo… en definitiva nuestra propia vida. Por otra parte, siempre me han interesado las asignaturas relacionadas con la Historia y ahora últimamente me están resultando interesantes los temas de Sociología Política.

¿Qué recueros mantienes hoy de la UPNA: profesores, compañeros, estudios...?
El paso por la UPNA se me hizo rapidísimo. Realmente no estuve más que tres años ya que cuarto lo hice en el extranjero. Pero sobre todo recuerdo el cambio del nivel de exigencia, pasar del instituto en el que tienes a los profesores todo el día encima a la Universidad donde eres tú el que tienes que organizarte todo. Recuerdo la insistencia de los profesores en hacer uso de las tutorías, mostrando una gran disponibilidad que casi nunca era aprovechada.
También destacaría la oportunidad de poder disfrutar de una beca Erasmus y conocer otros métodos de enseñanza completamente distintos a los que estábamos acostumbrados: exámenes orales, pequeñas investigaciones, presentaciones, trabajo en equipo, seminarios… y por supuesto, la oportunidad de salir al extranjero.
Recuerdo como en los primeros días de clase al oír hablar del homo economicus para trasladar el comportamiento económico humano al lenguaje matemático, el profesor dejó claro que nos íbamos a hartar de estudiar modelos que no se darían nunca en la realidad. Entonces tuve la sensación de que me había metido a estudiar algo que creía que iba a ser una pérdida de tiempo…

¿Te queda alguna nostalgia de la época estudiantil?
Lo que más echo de menos es el conjunto de la vida universitaria. A la vez que estudiabas podías hacer mil cosas porque disponías de tiempo, aunque luego siempre entraban las prisas con la llegada de los exámenes, pero había energía de sobra para derrochar en época de exámenes. Ahora veo, al continuar con los exámenes de la UNED, que necesito dedicar muchísimo más tiempo y esfuerzo.
Sin duda volvería ahora mismo a estudiar en la universidad y, viéndolo desde mi punto de vista actual, lo aprovecharía de otra forma distinta. Me encantaría incluir cambios, sobre todo dirigidos a la introducción de práctica. Siempre esperábamos ver la aplicación práctica de contenido infinitamente teórico. Con el tiempo ves que como más se aprende es "haciendo", sobre todo si llevas una buena base.
Por lo demás, no se me olvida que me quedé sin ir a Cuba de viaje de estudios porque me fui de Erasmus. Casualmente, después he estado casi un año viviendo en La Habana.

Cuéntanos esa primera experiencia profesional en Cuba
He tenido dos experiencias en el extranjero en países en vías de desarrollo, que si bien son ambas en America Latina, son bien distintas. Por un lado, he estado en un país anclado en la revolución de 1959 en muchos aspectos, pero de donde todavía podemos aprender alguna lección. Por otro lado, ahora estoy en Brasil, país de moda, calificado como emergente, que se pierde en su gran inmensidad en todos los sentidos, territorio, población, desigualdad, inseguridad…
En La Habana realizaba un trabajo más político-institucional como asistente del Embajador y del Consejero Cultural. Resumiendo, consistía en dar apoyo y desarrollo a la agenda de mis jefes, reuniones preparatorias y seguimiento de todo tipo de detalles de cualquier acto en el que participaran. Al final haces un poco de todo, comunicación, protocolo, relaciones públicas, organización, gestión cultural… Durante el tiempo que estuve allí me tocó organizar las reuniones de coordinación que bajo Presidencia Española de la Unión Europea se realizaban entre las distintas embajadas europeas acreditadas allí. También viví momentos políticos tan delicados como la muerte del disidente Orlando Zapata y el anuncio y liberación de 52 presos políticos cubanos. Trabajé muchísimo aunque todo el mundo se ríe cuando lo digo… evidentemente el ritmo era otro. A veces muy estresante por la tranquilidad con la que todo funciona allí. Aprendí a dominar los nervios cuando algo no iba bien. Al final ni me ponía nervioso, aunque pareciera imposible, siempre, en el último momento todo se solucionaba y quedaba listo a tiempo. El día a día del país era una aventura, el anecdotario daría para bastante. Todo era imprevisible, nunca sabías si terminarías empujando el taxi o esperando dos horas para que te sirvieran la comida… al final te haces a los tiempos, no merece la pena perder la paciencia.

De Cuba a Brasil, donde trabajas ahora…
En Sao Paulo el trabajo que realizo es más administrativo-consular. Me enfrento directamente al ciudadano tratando de resolver sus problemas o ayudarle en ello. Temas de nacionalidad, pasaportes, visados, asistencia consular… Se presentan a diario situaciones de lo más inverosímiles… De este consulado depende una población de unas 70.000 personas y el ritmo de trabajo es muy intenso. Últimamente las colas son interminables, sobre todo por temas relativos a la Ley de Memoria Histórica. Destacaría la capacidad de generar confianza al ciudadano, de escucharle y de darle respuestas razonadas aunque muchas veces suponga no darle la razón. Es importante saber decir que no o negar algo de forma educada y motivada, lo fácil es dar buenas noticias o decir que sí a todo. El ritmo de vida en Sao Paulo es más parecido al de Nueva York que al de cualquier otra ciudad latinoamericana. Esto es una gran megalópolis de 22 millones de habitantes plantada en mitad de América Latina, una de las ciudades más grandes del mundo y la décima más cara.

Dos países distintos con una visión profesional posiblemente diferente…
Sí, así es. De mis experiencias saco la conclusión de que es importante saber adaptarse a ambientes de trabajo distintos con culturas de trabajo diferentes, algo que precisa de sensibilidad hacia la diversidad y que está muy presente en la sociedad actual. Igualmente, es necesaria una dosis de responsabilidad y sentido ético cuando juegas con derechos de ciudadanos, situaciones personales agradables o no… De todo, me quedo con la capacidad de afrontar los problemas con más serenidad, buscar soluciones desde puntos de vista diferentes. Como digo, toda esa gama de situaciones a las que me ha tocado hacer frente pienso que curten mucho la personalidad y te hacen un poco "todoterreno" por permitir adaptarte rápidamente a ambientes distintos. Por otro lado, he tenido la oportunidad de conocer gente de todo tipo.

¿Algún punto en común?
Es curioso que en todos los lugares que he estado trabajando he sido siempre la persona más joven. Sin que ello haya supuesto ningún lastre, pienso que más bien ha podido ser lo contrario, muchas veces he contagiado la energía del principiante, diferentes puntos de vista, un espíritu crítico… Nunca nadie ha puesto en duda mi competencia a pesar de mi juventud y siempre he tenido el respaldo de mis jefes, incluso cuando he cometido errores. También he de destacar que siempre he contado con el apoyo y plena confianza de mis superiores a la hora de darme trabajo, de dejarme la iniciativa y responsabilidad de los mismos, cosa que agradezco. Muchas veces me ha supuesto trabajar mucho más pero reconozco que me ha servido para aprender mucho. Otra de las cosas que destaco de mis trabajos es que siempre se han desarrollado en contacto con las personas, lo que más me gusta es poder ver in situ la realidad de todos los papeles que pasan por mis manos. Del trato con la gente, siempre digo que me toca ser un poco psicólogo, hay que saber escuchar, producir confianza y empatía.

¿Desde tu experiencia de hoy, qué consejos darías al economista del mañana?
Destacaría sobre todo que en el entorno cambiante de hoy en día es muy importante la competencia profesional o, lo que es lo mismo, estar preparado para aprender continuamente. Hay que esforzarse muchísimo para conseguir lo que quieres y sobrevivir a la excesiva competitividad que puedes encontrar por el camino. Muchas veces lo importante es aprender a valorarse a sí mismo. La especialización es importante, ir marcando un itinerario es interesante para machacar el área que mejor se te dé y poder ser competente y demostrar tu valía en eso.
A la vez, hay que conseguir una base de conocimiento muy amplia para poder desenvolverse en ambientes completamente distintos. Los idiomas, imprescindibles, nada nuevo. Cuesta mucho esfuerzo pero hoy en día es esencial para cualquier cosa, aunque no salgas de tu casa. Hay que aprovechar el tiempo libre para lo que sea, luego cuando no dispones de tanto tiempo es cuando te das cuenta de todo el que has perdido.
La situación actual no es que sea muy alentadora, una de las generaciones más y mejor cualificada de la historia está teniendo las peores oportunidades y condiciones de trabajo. No podemos caer en el desánimo. Precisamente, en parte, es lo que me ha animado a hacer la entrevista, ya que normalmente me da bastante vergüenza eso de salir en ningún sitio. Pienso que quizás mi entrevista pueda inyectar un poco de optimismo sobre quien ahora se plantee estudiar. Si es así me veré satisfecho.

¿Perspectivas profesionales de futuro?
La salida más lógica sería que opositara al Cuerpo Diplomático pero actualmente la Oferta Pública de Empleo no prevé ampliaciones de personal por lo que es una idea descartada. Otra posibilidad sería conseguir acceder a algún organismo internacional. Por otro lado, tampoco descarto la de idea buscar trabajo en la empresa privada. Me gustaría trabajar en ámbitos relativos al área de internacional, de relaciones institucionales, gestión de proyectos… Como digo, las oportunidades que pienso que puede abarcar mi perfil son muy amplias, por lo que tendré que definir mis prioridades en función de las posibilidades que se presenten. No estoy cerrado a ninguna opción, ni en el extranjero ni cerca de casa.

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