Egresados/as por el mundo
Sandra García Arangoa, licenciada en LADE y Derecho
Licenciada en LADE y Derecho, trabaja en el departamento de auditoría interna de la empresa farmacéutica Roche en Suiza.
“Trabajar en el extranjero es una experiencia muy enriquecedora y es una pena que mucha gente solo se lo plantee como último recurso”
Desde que Sandra García Arangoa terminó su licenciatura de LADE y Derecho por la UPNA en 2005, ha vivido en Sidney, Madrid y Suiza, y ha recorrido medio mundo. Trabaja en el departamento de auditoría interna de la empresa farmacéutica Roche, en Basilea (Suiza), y uno de los grandes atractivos de su puesto es que le permite viajar y conocer culturas diferentes. “Lo que más me gusta de mi trabajo es su dimensión internacional. Aunque mi sede está en Basilea, viajo continuamente a Europa, Asia y América. Trato con personas de diversas nacionalidades y siempre se me plantean nuevos retos. Por ejemplo, nuestra forma de comunicación es muy distinta a la de países como China”. Aunque esta pamplonesa reconoce que echa de menos a su familia y a sus amigos, de momento no se plantea volver a España.
¿Siempre has tenido claro que querías trabajar en el extranjero?
Sí, desde que empecé a estudiar la carrera tenía claro que quería vivir una experiencia internacional. Lo que no tenía definido es el tiempo ni el destino.
Y tu primer destino fue Sidney…
Cuando finalicé mis estudios, y como parte de la formación necesaria para obtener la doble titulación (Dirección de Empresas y Estudios Jurídicos), me fui a hacer prácticas a Sidney. Estuve seis meses trabajando en la Cámara de Comercio. Fue una experiencia muy positiva y, aunque fue la UPNA la que me proporcionó las prácticas, yo tuve que organizar todo el tema logístico (el alojamiento, los papeles, etc.). Asumir ese tipo de responsabilidades me ayudó a aprender a desenvolverme personal y profesionalmente.
Después de tu paso por Australia regresaste a España, ¿cuál fue tu primer trabajo?
Me incorporé como abogada al bufete de abogados Garrigues, en Madrid, donde estuve dos años. Posteriormente empecé a trabajar en la sede madrileña de la empresa farmacéutica Roche y, en 2011, me apunté a un programa de rotación interna de la compañía para trabajar en Suiza durante unos meses. Una vez aquí, a mi marido, que también trabajaba en una empresa suiza en España, lo trasladaron a Zúrich. A mí me surgió la posibilidad de optar a un puesto permanente y decidimos quedarnos.
Tal y como están las cosas en España, ¿es fácil encontrar un trabajo en el extranjero?
Para mí fue relativamente fácil porque trabajaba para la misma empresa en España. Además, en nuestro caso no salimos de España porque no tuviéramos oportunidades, sino porque nos parecía que vivir una experiencia internacional era en sí misma una oportunidad. En mi opinión, es una pena que mucha gente solo se lo plantee como último recurso.
¿Cómo está siendo tu experiencia en Suiza?
Muy positiva. Tener acceso a formas de trabajo y a culturas diferentes resulta muy enriquecedor. La cultura suiza es muy distinta de la española, en cierto modo, es más eficiente, sobre todo, porque se centra en los resultados. La flexibilidad es otro de sus pilares. Yo trabajo un día a la semana desde casa y tengo horario flexible.
¿Cómo es la vida en Suiza?, ¿habéis hecho amistades?
Mi vida en Suiza es muy distinta de la que tenía en Madrid. Este es un país con una naturaleza impresionante y, en ese sentido, llevo una vida mucho más activa que la que llevaba en España. Los fines de semana nos vamos a la nieve, cogemos las bicis o hacemos excursiones… Aunque hay que reconocer que se echa de menos el tapeo y las cervezas. En cuanto a las relaciones sociales, la mayoría de los amigos que tenemos no son suizos. Es más fácil conocer gente extranjera, ya que están más abiertos a conocer a otras personas. Por otro lado, Suiza es un país con muchísimos extranjeros, solo en mi departamento tengo la oportunidad de trabajar con compañeros de 15 nacionalidades distintas.