Martín de Azpilcueta, conocido como el «Doctor Navarro», fue un gran intelectual del Renacimiento.
Pariente de san Francisco Javier y miembro de la «Escuela de Salamanca» de derecho natural, encabezada por Francisco de Vitoria, Azpilcueta mantuvo toda su vida una estrecha relación con los jesuitas, si bien él, aunque sacerdote, no perteneció a la Compañía de Jesús.
Fue hombre viajero: estudió y enseñó en varias universidades de Francia y España antes de asentarse en la de Coimbra (Portugal) a petición del rey portugués, donde enseñó y escribió durante casi dos décadas y donde se publicó primeramente esta obra en 1550.
Esta obra es una de sus «relectiones» (relecturas universitarias). Trata de un capítulo del III Concilio de Letrán en el que se prohibía a los cristianos vender a los sarracenos materiales y artículos que hoy llamaríamos estratégicos, ya que cristiandad e islam estaban en guerra: hierro, madera para buques, armas.
Teólogo, jurista y economista, muchas de sus obras se reeditaron (como ésta) y pasaron a ser lectura fundamental en esas disciplinas. Los asuntos de este libro no dejan de estar de actualidad: el comercio con el enemigo (la idea de embargo) y el concepto de guerra justa.